…Y el mito de la seguridad alimentaria.
Hemos construido un mundo raro y autodestructivo; eso ya lo sabíamos a nivel de intuición y limbo, pero solo los más preocupados saben cuánto de raro y cuánto de autodestructivo. Si empezamos por negar esto, mal empezamos. (¿Se han fijado últimamente en la virulencia de los foros, de cualquier foro, por anodino que parezca?). Un foro sobre el correcto color de la lechuga despertaría pasiones irreconciliables.
Ni la nutrición ni la seguridad alimentaria se sustraen al debate encendido; por cierto, hay demasiados intereses sueltos que se dedican a desinformar y echar leña al debate, a poco que les vaya en ello la pasta (no, la de trigo duro no, la otra). En estas condiciones entenderán que la más aceptada, moderada y serena divulgación científica se abra paso mal que bien… y entre hogueras.
Sin más pretensión que la de echar más leña al fuego, les diré que la manoseada seguridad alimentaria me parece un mito tramposo. Nadie discute que la ingesta alimentaria debe evitar toxi infecciones, patologías inmediatas, de esas de caer fulminado; el corto plazo en el tema de la seguridad alimentaria se lleva bien (aunque normalmente con caídas en barrena en cuestiones organolépticas, especialmente en alimentos procesados que sufren esterilización y producen platos preparados horrorosos… pero, eso sí, seguros (?).
Pero, ¿Qué clase de seguridad alimentaria tenemos si se preocupa poco por el medio plazo y el largo plazo?. ¿Las contrastadas patologías sanitarias originadas por una alimentación desordenada, observen qué suavidad, no entran dentro del concepto de seguridad alimentaria? ¿Millones de muertes diarias por causas alimentarias no certifican que la seguridad alimentaria, cortoplacista ella, es un mito y un camelo?
Comer sin información ni formación es un suicidio en masa, personal, familiar, social, económico y mediambiental; lento, pero suicidio; si además la desinformación está fomentada por intereses bastardos, parece que también habría que hablar de delitos de lesa humanidad, pero esa es otra historia.
Por otro lado, la nutrición en la formación de profesionales de la salud, salvo formación específica, deja mucho que desear, pues no se entiende la aplicación real del más vale prevenir que curar si poco se hace en el terreno nutricional, que es la principal fuente de que luego haya que curar, rajar, medicar…gastar. (2 puntos menos en el gasto sanitario per cápita, acabaría con la dichosa crisis, y no malrecortando el actual gasto sanitario) ¿Y del prevenir comiendo bien, qué?
Es cierto que hay gente que se informa (porque la información científica está ahí para quien quiera verla) pero son acciones individuales que conducen a posiciones militantes más o menos sensatas: macrobióticos, crudívoros, veganos, lacto ovo vegetarianos, mediterianos….normalmente mezclados con ecologismo convencido; pero son opciones asumidas bajo parámetros de responsabilidad personal, familiar y social. Y no suelen ser grandes clientes de consultas, dispensarios y quirófanos. ¿Fallos? sí, pero no creo que exista posición más insensata, para él y para los demás, que la del carnívoro monotemático y desatado.
Permítanme que eche un último leño al fuego: Sin información nutricional, sin formación nutricional, ni seremos independientes, ni sabremos comprar, ni sabremos comer, ni sabremos conservar la salud, ni sabremos vivir, ni alimentar bien a los nuestros; tampoco sabremos conservar este mundo finito.
Tampoco sabremos salir de esta jodía crisis…pero esa también es otra historia.
Norberto Navarro, Foodtopía
Ciertamente vivimos en un desorden de principios, al no mantener nuestros principios evolutivos nos hemos transformado en objetos de consumo y nada mas. Para muchos dejamos de ser humanos, somos solo seres que se dejan llevar por publicidades o modas. Hemos olvidado para que se come y por que se come. Estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto en tu artículo. Suerte!