El Papa Francisco es objetivo de todas las miradas, no sólo gracias a su título, sino a las impactantes declaraciones que vierte a sus fieles y congregados.
El objetivo de sus ataques ha sido largo y variado desde su reciente nombramiento, pero quizás nos llamó favorablemente la atención cuando se enfrentó a “la cultura de la basura”, un producto del consumismo imperante en la sociedad actual. Sus declaraciones no podían ser más tajantes: “tirar comida a la basura es como robar de la mesa de los pobres y los hambrientos”. Algo que recuerda poderosamente con estas palabras, a Mahatma Gandhi, que dijo en su día que “todo lo que se come sin necesidad, se roba del estómago de los pobres”.
Desde su elección, el Papa Francisco ha tenido numerosos gestos orientados a acabar con la imagen de opulencia que dio la Iglesia en otras ocasiones. Actualmente reside en una casa de invitados del Vaticano en lugar de hacerlo en el Palacio Apostólico y viaja en un Ford Focus. El mes pasado suspendió a un obispo que gastó millones de euros en una lujosa residencia.
Y sí algo más hay que reconocerle al Papa es que desde luego, está iluminado cuando afirma serenamente que el «actual sistema económico es injusto y mata» y describe al capitalismo sin límites como «una nueva tiranía invisible».
Subrayó que “no compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.
Y la realidad es que estamos alquilados en esta tierra que mancillamos, saqueamos y torturamos diariamente sin importarnos que no es nuestra; que fue de nuestros antepasados y será de nuestros hijos.
lo comparto plenamente
vamos a corregirlo