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COMA INDUCIDO: EL BARRIO SOBERANO Y LA ECONOMÍA DE BARRIO

histórico industrias foodtopia

“Coma inducido” significa un nuevo modelo económico donde la “economía de barrio” recupera su vitalidad y puede sobrevivir en un contexto de decrecimiento obligado de la sociedad. Nuestra forma de reaccionar son los “barrios hipoenergéticos“, donde el barrio soberano llega a serlo, con una actividad económica que se independiza de los grandes grupos multinacionales, que a diario extraen valor añadido, generan desigualdad, y eliminan la mano de obra.
En Foodtopia utilizamos un nuevo índice de medición de la actividad humana, lo llamamos Indice Energético (I.E.), que permite caracterizar a la sociedad a través de un simple ratio: I.E.= CONSUMO TOTAL DE ENERGÍA PER CÁPITA/ENERGÍA CORPORAL HUMANA.
El consumo de energía per cápita es el resultado de dividir el total de la energía consumida por el país para mantener el statu quo (producción industrial, transporte, iluminación pública, consumo doméstico, aviación civil, queroseno para mantener aviones de combate…), por el número de individuos; este valor en nuestro país es de aproximadamente de 3.400W. La energía corporal humana es la que necesita consumir un individuo en su alimentación para mantener su actividad, más el metabolismo basal, y la podemos considerar cercana a 100W.
En España tenemos, por lo tanto, un I.E. = 34, que indica que consumimos 34 veces la energía requerida en la dieta. Este índice nos identifica como la única especie animal en el planeta que consume una enorme cantidad de energía más allá de su propio metabolismo.
Para tener una idea de este nivel de consumo de energía, podemos decir que equivaldría a una superficie de placas fotovoltaicas de aproximadamente 283m2 por cada individuo.
En las últimas 15 millonésimas de nuestra existencia hemos acabado con más de la mitad de los combustibles fósiles enterrados en los últimos centenares de millones de años.
BREVE HISTORIA DE LA ALIMENTACIÓN:

 

 
EL PARADIGMA ROTO
Esta actitud como especie, nos lleva a romper nuestra relación amigable con la naturaleza y, a enfrentarnos a una serie de patologías que definen nuestra situación actual, una situación que nos coloca en rumbo de colisión contra nuestra propia existencia.

«…el sistema ha aplaudido el crecimiento y la diversificación de la dieta como forma de incrementar nuestro nivel de vida. Tiene tal la magnitud este fenómeno “invisible“, que la confección de nuestro alimento consume un tercio de la energía total a nivel mundial. «

En este contexto, el sistema actual de alimentación es especialmente ineficiente ya que, el consumo de energía para confeccionar el alimento (fertilizantes, transformaciones, transporte, embalajes, distribución, etc.) es de media 10 veces más que la energía contenida en el propio alimento.
La cadena alimentaria tiene por lo tanto un TRE (Tasa de Retorno Energético) de 0,1 que supone usar la energía contenida en 10 menús para confeccionar solamente uno. Este fenómeno sucede y ha sucedido día tras día, año tras año, desde la gran aceleración en los años 60 y nadie se ha preocupado en reparar esta “perversión energética”. Todo lo contrario, el sistema ha aplaudido el crecimiento y la diversificación de la dieta como forma de incrementar nuestro nivel de vida.
Tiene tal la magnitud este fenómeno “invisible“, que la confección de nuestro alimento consume un tercio de la energía total a nivel mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en datos de 2011, el sector agroalimentario representa actualmente (directa o indirectamente) alrededor del 30% del consumo total de la energía final del mundo. O lo que sería el equivalente a toda la producción mundial de petróleo.
Al mismo tiempo, es reconocido que el sector alimentario es la causa del 40% del cambio climático inducido por al actividad humana.

Pagamos con DEUDA y sacrificamos a millones de individuos, y sin embargo cumplimos religiosamente el pago de la factura del petróleo.

Pero el petróleo embebido en nuestra dieta, va más allá del petróleo; es “un petróleo maldito” que consumimos irremediablemente. Podemos evitar el petróleo de viajar, el de la ropa nueva, el del aire acondicionado… pero es imposible evitar el petróleo de la alimentación, monopolizado por los grandes grupos de alimentación y multinacionales; donde para más inri, los cereales (el principal sillar de la alimentación), figura en algo tan extraño como “el mercado de valores a futuro”. Esto genera una serie de patologías muy graves:

– El coste del alimento en la estructura familiar de 4 miembros, tanto comer en casa como fuera de casa supone 720 €, esta cantidad es el principal motor de la exclusión social.

– La dieta de alto consumo energético, basada en altos niveles de proteína animal es responsable del 60% del gasto sanitario, y de cerca de 240.000 muertes prematuras/año (Dietoterapia, Nutrición clínica y Metabolismo) lo que supone un gasto indirecto en la estructura familiar de 300 €.

– El coste del alimento, genera deslocalizaciones del valor añadido, que supone a nivel municipal varias veces el presupuesto de los consistorios.

– Las emisiones de CO2 representan más de 6 kg/persona; una seria amenaza climática.

Ante la imposibilidad de controlar esta exclusión (que supone tener en las regiones índices de Arope de hasta el 40% de exclusión y pobreza); las instituciones incapaces de reducir el TRE –por ignorancia, recurren a los Bancos de alimentos, a la Comida de Caridad, a la ONGS y al Pago de los gastos de Ley de dependencia, que pasan a englobar la DEUDA.

Nuestro objetivo ha sido reducir la energía consumida en la alimentación a 600W/persona.

Pagamos con DEUDA y sacrificamos a millones de individuos, y sin embargo cumplimos religiosamente el pago de la factura del petróleo. Pero además iniciamos inversiones de gran calado en la implementación de energías renovables, en lugar de poner orden en nuestro sistema alimentario, la producción de la química del hogar y, el resto de las actividades humanas que sufren patologías similares a la producción de alimentos (con T.R.E. no soportable para el sistema).

CAMBIO DE PARADIGMA.
Llevamos “despretrolizando la dieta“ desde hace dos años en un proyecto que opera en el PCM (Parque Científico de Murcia), Nuestro objetivo ha sido reducir la energía consumida en la alimentación a 600W/persona. Simplemente con la misma reducción de energía invertida en la dieta que hemos conseguido este año en Foodtopia PCM, podemos ver la transformación que sufriría una gran ciudad como Barcelona.
Con Foodtopia cada bloque de viviendas con 2800 personas, lo que podría ser el barrio soberano, puede ahorrar la energía equivalente a la generada por el molino de viento de 6,7 MW de potencia (casi tan alta como la «Sagrada Familia»), evitando además 12 toneladas de C02/día; generando un alto nivel de empleo; relocalizando cerca de 20.000€/día en valor añadido y ahorrando cerca de 7.000€/día.
Nuestra filosofía está en el barrio como ente resiliente, ese barrio soberano, lugar de refugio ante un colapso que va a suceder en un periodo más corto de tiempo del que pensamos. Sólo pretendemos reducir el consumo de energía en base a la generación de resiliencia; el daño está hecho. Pretendemos el desarrollo de unidades resilientes, que puedan aunar los sectores primario agrícola, secundario de transformación y el terciario de comercialización en el mismo espacio.

Gaia está enferma, no soporta más capitalismo. Se necesita volver a lo local, a formar parte de un barrio soberano.

Amazon, Lidl, Carrefour… nos venden comida cara, petróleo y huella de carbono; además, arrasan nuestro clima, generan desempleo, deslocalizan el valor añadido, eliminan la cultura artesanal y local… pero aún hoy, nos congratulamos con su existencia.
Tenemos una crisis poliédrica, y la complejidad social es una de sus caras.
El gran problema es que ”no somos capaces de identificar al enemigo“, y sin enemigo es imposible la revolución. Sabemos que las cosas están mal, pero no sabemos cuál es la causa.
Gaia está enferma, no soporta más capitalismo. Se necesita volver a lo local, a formar parte de un barrio soberano.

 
LA DIETA DEL ANTROPOCENO.
Este proyecto contempla no sólo el alimento despetrolizado, sino además, introducir un nuevo concepto dentro del recetario tradicional: la alimentación NUTRACEÚTICA, con una selección de pre y pro bióticos, brotes, germinados, etc. que permitan además reducir el gasto sanitario. Lo llamamos la dieta del Antropoceno, esa nueva era geológica donde está reconocida la actividad energética de la especie.
CALIDAD. La calidad de nuestros platos se basa en una férrea filosofía defensora de la cultura km0 (donde priman los alimentos cuyo origen sea lo más cercano posible); con convicción de aprovechamiento al máximo de los recursos (optamos por seleccionar aquellos productos que de otra forma se tirarían a la basura: bien por calibre, belleza o regulaciones de mercado) y; por supuesto, materias primas de producción orgánica.

PRECIO. Quizás una de las cualidades que más llama la atención sobre Foodtopia es su precio. Ofrecemos menú por 4€ (entrante + plato principal + postre / agua y pan incluidos), o platos para llevar desde 1€, con abundante ración.

Conocedores de los estragos que causa el packaging en el mundo de la alimentación, decidimos prescindir de todo y, ofrecer nuestros platos en botes de cristal retornables.

TECNOLOGÍA. Lo que nos permite ofrecer estos precios revolucionarios es nuestra forma de cocinar, basada en la tecnología T- Sensation , una tecnología disruptiva que está lista para ser inoculada en barrios; ya que podemos cocinar para grandes colectividades con el mínimo gasto energético.
La tecnología T-Sensation® multiplica por 10 la eficiencia de los reactores de proceso actuales.
ENVASE. Otra de las características que hacen inconfundible a Foodtopia es su forma de envasado. Conocedores de los estragos que causa el packaging en el mundo de la alimentación, decidimos prescindir de todo y, ofrecer nuestros platos en botes de cristal retornables (lo pagas sólo la primera vez). Esto ha resultado ser muy cómodo, limpio y respetuoso con el medio ambiente haciendo partícipe y consciente al propio consumidor.

FÁBRICAS DE BARRIO
Llamamos “fábricas de barrio” a nuestras cocinas; que cumplen la función de gestión de materias primas y, también sirven como punto de distribución (tienda y/o comedor) al barrio soberano.
Cada día se genera más demanda, llegando a vender 1.500 platos de comida en un solo día.
La presencia de estas fábricas Foodtopia en los barrios aseguran que:
– El plato de comida valga entre 1€ y 3€.
– El valor añadido quede en el barrio.
– Garantizar el empleo local.

– Disminuir el gasto sanitario.

Y además, pueden servir de inspiración para un cúmulo de actividades que ayuden a generar ese nuevo paradigma, induciendo el coma en el paradigma roto.

Entra en el barrio soberano de Foodtopia haciendo click aquí.